Hace 25 años (y al igual que hoy y siempre), la principal preocupación pasaba por el bienestar de nuestra familia. Con niños en edad escolar, una nueva aventura comenzaba: la de brindarle la educación que siempre habíamos soñado. Corría el año 1989 y la economía no parecía darnos respiro. Fue ahí cuando surgió Proa. Nos atraía la idea de brindar un servicio y dentro de ese rubro, el de los seguros siempre nos había interesado.
Gracias al apoyo inicial de queridos amigos, que nos ofrecieron un rinconcito en su oficina; con tan solo un escritorio y un cartel que decía “Seguros Generales” (y que aún conservamos como reliquia) arrancamos a trabajar. Con mucha garra, una tremenda ilusión y cierta dosis de inconsciencia, nos lanzamos a “devorar el mercado”.
Pasaron 25 años desde aquel día. No fue fácil pero tampoco tan difícil. Sorteamos épocas duras y aprovechamos las buenas. Crecimos y pudimos hacernos de un lugar en esta actividad, siempre sobre las bases del trabajo duro e incansable y con la firme convicción de que lo más importante es brindar un servicio de calidad.
Hoy con orgullo podemos decir que nuestro esfuerzo no fue en vano. Nuestros hijos crecieron, estudiaron, se convirtieron en parte de este proyecto y lo tomaron como propio. Está quien nos acompaña con el trabajo cotidiano y continuará con nuestra obra, y quienes tomaron rumbos distintos, pero siempre están ahí, brindando su apoyo. Hemos tenido la suerte de formar un excelente equipo, con buena gente que hoy consideramos parte de nuestra familia. Porque eso es Proa, una GRAN familia.
Agradezco a la vida la perseverancia y claridad que nos dio para no desviarnos del rumbo que nos marcamos al inicio; y a nuestros clientes, por la confianza que depositan día a día al dejar en nuestras manos, nada más y nada menos, que el resguardo de su patrimonio.
¡Les deseamos un feliz 2015! Que el próximo año les traiga la paz, la felicidad, el amor y el bienestar que merecen. Y por supuesto que nos encuentre juntos, como siempre.
Irene Montanaro
